domingo, 31 de octubre de 2010

Twenty sixty six and Then - Reflections (1972)

Geff Harrison - lead vocals
Gagey Mrozeck - guitars
Veit Marvos - keyboard, synth, mellotron, vocal
Dieter Baucer - bass
Steve Robinson (Rainer Geyer) - keyboard, synth, mellotron, vocal
Konstantin Bommarius - drums

Guest:
Wolfgang Schonbrot - flute
Curt Cress - drums


Algunos días han pasado ya desde la última vez que publique algo, ocupaciones y preocupaciones, pereza y hasta repugnancia a la música producida por alguna sobreexposición a la misma… Vaya! Todo esto parece un cuadro clínico de alguna loca enfermedad, pero es preciso confesar que tal hastío se abalanzó sobre mí como una infección. Pero superada esta, mi “Anorexia musical” vuelvo acompañarlos en sonidos primitivos para seguir en la exploración de aquellos discos neurálgicos que formaron la historia del Rock más crudo y volcánico.

Quienes han seguido de cerca mis recomendaciones, podrán adivinar mis gustos, los que apenas están tomando el hilo al blog se darán cuenta que el Hard Rock en su forma tradicional -salvo pocas ocasiones- carece de interés para mi, este debe ser demasiado oscuro o agresivo, cargado de un fuzz virulento, o lleno de atmosferas emotivas que te sacudan por dentro… Y es por eso que me atrevo a invitar a la escucha del disco que hoy les presento.

Estos alemanes conocidos como “Twenty sixty six and Then” en memoria de la batalla de Hastings ocurrida en el año 1066, ejecutan un Hard Prog asesino con un órgano Hammond colosal, algunos experimentos inquietantes, complejidad instrumental pasmosa pero sin perder un destello de imaginación, ni la emoción o la furia que todos buscamos en un buen disco de Rock.


El disco abre con “At my Home” una pieza de Rock duro, preñada de un sinfonismo potente, una melodía en la flauta bien Jethrotullesca y un Pesado Hammond que es pieza fundamental de toda la placa, de entrada no puedes más que quedar atónito, la base rítmica es demoledora, los cambios de tiempos se vuelven casi impredecible y un humor malsano se toma toda la atmosfera. Por ejemplo en “Butterking” donde el líder vocal parece que estuviera cantando en la ducha, o en “Reflections on the future” que se ha convertido en mi favorita del disco y donde puedes percibir cambios hasta en los estados de ánimos de los instrumentos, una pieza magistral que de seguro no te dejara impávido.



Resumiendo: Disco indispensable en cualquier discografía setentera que se precie, disco que transcurrido el tiempo aun suena fresco en nuestros días… Altamente recomendado!


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